ENTRAR EN EL REPOSO DE DIOS
¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de su incredulidad. Hebreos 3:18-19
En el capítulo 3 de hebreos se hace una recapitulación de los hechos ocurridos en el desierto cuando el pueblo de Dios se rebelo contra Este y Su líder Moisés. Y a consecuencia de su rebeldía e incredulidad esta generación no pudo entrar en la tierra prometida, en el reposo de Dios.
El reposo de Dios significaba poseer un lugar, un espacio de tierra propio, también significaba descansar de la vida de esclavitud, disfrutar de la libertad, de una vida prospera.
En el día de hoy el reposo esta relacionado con la salvación, lo que implica en si misma tres aspectos:
- Un lugar eternal junto a Dios
- Un estado espiritual de reconciliación con Dios. Perdonados de nuestros pecados, libertados la condenación eterna.
- Una vida presente abundante. Llenos de gozo, paz y demás frutos del Espíritu Santo. Desarrollando el carácter de Cristo en nosotros, alcanzando el plan de Dios en nuestras vidas.
Para no caer en el mismo ejemplo de desobediencia que el pueblo de Israel debemos:
- No tentar a Dios, o sea no dudar de Él. No dudar de Su amor, poder, misericordia, bondad, soberanía, sabiduría...
- Tener un corazón fiel, lleno de confianza y sensible a la guianza de Dios.
- No endurezcáis vuestros corazones: No rechacemos Su Palabra, Su oferta, Su comunión.
- No vagar en el corazón: No seamos inconstantes, por momentos queriendo ser cristianos y en otros del mundo.
- Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón tan malo e incrédulo. Corazón malo: No seamos egoísta, que solo piensa en si mismo. Corazón incrédulo: No seamos incrédulos. Demostremos con hechos que le creemos a Él.
Si aún no has entrado en el Reposo de Dios, hoy es el día;
Por eso, como dice el Espíritu Santo:
«Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, Hebreos 3:7-8
Reposa en Dios, pídele perdón a Dios por tus pecados. Compromete con Él a seguirle y obedecerle, conforme a Su Palabra. Amén.