EL PROCESO DE DIOS EN NOSOTROS
10 Pero el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. 11 A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén. 1 Pedro 5:10-11
Dios tiene el propósito de llevarnos a la madurez espiritual, tiene el propósito que alcancemos las bendiciones preparadas de antemano para nosotros, Él ha de llevar en nosotros un plan de crecimiento, pero a este plan se opone el pecado; dependiendo de nuestra actitud y respuesta al proceso, nosotros podemos alcanzar tal madurez y tales bendiciones.
Las dificultades y padecimientos son usados por Dios en este proceso, nuestra calidad de entrega a hacer la voluntad de Dios y nuestra disposición al cambio que Dios quiere hacer en nosotros dependerán las circunstancias y tiempo que Dios permitirá en nuestras vidas.
Dios nos:
Perfecciona: Dios quita de nosotros imperfecciones como las malas costumbres, malas actitudes, malas acciones. Cristo nos mostro la perfección, por lo tanto, debemos apuntar a ser como Él. El es el modelo a imitar.
Afirma: Dios nos da convicción y nos enseña a depender plenamente de Él. Alguien firme en la fe es aquel que vive completamente confiado en el Señor.
Fortalece: Dios nos hace madurar, nos hace de carácter fuerte es decir que tiene bajo control sus pasiones. Alguien fuerte no se deja llevar por las emociones o las pasiones, su guía es la Palabra y actúa conforme a Ella.
Establece: Dios nos da dones y ministerios para que le sirvamos y extendamos el reino de los cielos. Dios quiere que sigamos extendiendo Su obra, la conquista de las almas con la Palabra y el amor de Dios es nuestra gran misión.
En todo este proceso es Dios quien merece todo honor y toda gloria, porque por Su gracia es que lograremos llegar a Sus propósitos y planes.
Cuando vemos que alguien no representa su edad en sus características físicas, en su vocabulario y su desenvolviendo social entendemos que tiene un problema de crecimiento.
Espiritualmente estamos llamados a crecer constantemente, pues, luego de nacer de nuevo debemos alcanzar la niñez, la juventud y la madurez hasta llegar a ser ancianos en el Señor, de lo contrario seriamos anormales en lo espiritual.
Por tanto, estamos llamados a esforzarnos a seguir el proceso de crecimiento que Dios tiene para nosotros: perfeccionamiento, firmeza, fortalecimiento y establecimiento Dios logrará en nosotros.
Emigdio Sumosa P.